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INDEFENSIÓN APRENDIDA


Las personas aprendemos a través de nuestras experiencias a sentirnos y a responder emocionalmente de determinadas maneras. Saber que hay conexión entre nuestras acciones y determinados resultados genera la motivación necesaria para responder al medio y, de hecho, podemos llegar a anticipar la recompensa lo que refuerza aún más el esfuerzo por conseguir aquello que queremos (o evitar aquello que no queremos). Podemos aprender que haciendo determinadas cosas conseguimos resultados deseados, como por ejemplo cuando estudiamos y obtenemos un resultado positivo o cuando organizamos unas vacaciones y después las disfrutamos. En esos casos nos vamos creando unas expectativas que conectan acción y consecuencia. A veces aprendemos que haciendo algo NO conseguimos algo o conseguimos algo malo. En este caso también aprendemos algo: aprendemos que esa conducta no nos conviene porque la consecuencia que se obtiene no es placentera, como por ejemplo si le hablo mal a un amigo y este se enfada. En este caso puedo aprender que hablar mal a un amigo trae malas consecuencias.

Estas dos consecuencias diferentes, una positiva y otra negativa generan sentimientos distintos: satisfacción en un caso y malestar en el otro pero de las dos aprendemos y si nos atenemos a las consecuencias vamos dirigiendo nuestras conductas en función de los resultados obtenidos.

Los humanos somo expertos en buscar explicaciones a lo que ocurre....

Cuando algo acontece, si es significativo, tratamos de explicarlo, tratamos de encontrar las "causas". A eso lo llamamos atribuciones causales. Si un amigo está serio conmigo puedo pensar que la culpa es mía porque no he estado muy atento últimamente con él, o puedo pensar que él es susceptible o que tiene un carácter difícil. La diferencia entre hacer una atribución interna (la culpa es mía) o externa (Está así porque él es así) tiene mucha importancia. Si mi tendencia fuese la de hacer atribuciones internas para los hechos negativos mi autoestima se debilitará. Si tiendo a hacerla externa, se protegerá.

Puede ocurrir que a la hora de explicarnos la razón de algo negativo utilicemos una dimensión temporal: esto que ha ocurrido ocurrirá siempre o esto que ha ocurrido es puntual. Si tendemos a encontrar explicaciones estables para los hechos negativos es probable que esperemos que el problema se mantenga en el tiempo. Por ejemplo, alguien que suspende un examen puede pensar que le falta inteligencia. Sin embargo, otra persona en esa situación podría pensar que el problema ha sido que no he podido prepararme como habría querido por una gripe de última hora.

Y aún cabe una dimensión más. Hacer una atribución general que incluya todas las situaciones o tener una explicación específica a una situación o área específica. No es lo mismo pensar que he suspendido porque no se me da bien el latín que pensar que no soy inteligente.

Las personas tendentes al pesimismo o al estado de ánimo deprimido tienden a explicar las cosas negativas que les pasan de manera interna, estable y generalizada, mientras que tienden a hacer atribuciones externas, temporales y específicas para las positivas, por eso siempre salen perdiendo...

Lo contrario ocurre con las personas optimista (o excesivamente optimistas) que tienden a explicar las cosas negativas que viven de manera externa, inestable y específica y las cosas positivas de manera interna, estable y generalizada y es por eso que conservan una alta autoestima, esperanza y optimismo.

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Como ven el video muestra como muchas personas llegan a estados de indefensión por aprendizaje: aprendieron (o creyeron) que era inútil hacer nada. Aprendieron que no había relación entre acción y consecuencia, que hicieran lo que hicieran recibirían castigo y simplemente dejaron de reponder.

M. E. Seligman fue el psicólogo que en el año 1967 presentó junto a sus colegas el modelo de Indefensión (o desamparo aprendido). Seligman y sus colegas hipotetizaron que la indefensión aprendida era un modelo para la depresión humana más común hallando similitudes a nivel fisiológico, motivacional, cognitivo y comportamental.

Sus trabajos se desarrollaron de inicio en aprendizaje animal y tras una serie de experimentos encontraron que la exposición a castigos inescapables e incontrolables producía ansiedad, estrés y finalmente un estado que llamaron Indefensión muy similar a la depresión.

Un concepto central en el modelo de Indefensión de Seligman y sus colegas es el No control. Según razonaron, el no control generó una expectativa de independencia total entre conducta y consecuencia y demostraron que devolviendo el control podían recuperar a sus sujetos experimentales del estado de ánimo apático/deprimido en el que estaban.

Para quien quiera leer un poco más en detalle los experimentos de Seligman, Maier, Overmier, 1967 dejo el siguiente enlace.

Martín E. Seligman (1942, Albany, Nueva York), licenciado en Psicología en la Universidad de Princeton con unas calificaciones excepcionales, aceptó una oferta en la Universidad de Pensilvania en el departamento de Psicología Animal, y allí se doctoró en 1967. Se le conoce, juntos con sus colegas, principalmente por sus experimentos sobre Indefensión Aprendida y su propuesta como Modelo de algunas formas de depresión humana.

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